“Tuve
el privilegio de catar una copa de Chateaux Margaux embotellado solo cuatro
años después de la Revolución Francesa. Quizás también lo probaron Lafayette o
Jefferson. Aquí te das cuenta de que este vino te contó una historia, la de
cuando se elaboró. De lo que pasaba en el mundo cuando se hizo. La historia de
un lugar, de su tierra y su clima. El vino es mucho más que un producto
agrícola o manufacturado… es algo más parecido a un milagro”. (Francis Coppola).
Red
Obsession es un documental australiano estrenado el año 2013. Está estructurado
en una recopilación de entrevistas con destacados, y a veces descarriados
enólogos, coleccionistas y enófilos. Adecuadamente narrada por la voz del actor
Russell Crowe, fue co-escrita y co-dirigida por Warwick Ross y David Roach.
Las
imágenes te llevan en un viaje desde la historia de Burdeos a la nueva China
capitalista, repleta de billonarios intentando capturar la civilidad que está
implícita en una copa de vino. A través de los siglos, Burdeos construyó su
estatus mítico en el universo viñatero por excelencia, representando un
leitmotiv de poder e influencia. Paradójicamente, su prosperidad siempre ha
estado atada a las fortunas cambiantes de las economías de pre y post guerra y
a su inclusión en las bolsas donde se transmiten sus acciones. Hoy la región de
Burdeos ve esfumarse sus habituales clientes de Europa y Estados Unidos, pero
en el horizonte aparecieron los nuevos ricos de China con una demanda por sus
vinos que llegaron a la estratósfera.
Red
Obsession nos muestra como el chino del siglo XXI tiene la riqueza pero
necesita verse como alguien civilizado y legítimo ante occidente, pero la
locura está vaciando las bodegas de vino en Burdeos: algunos chinos están
pagando cuantiosas cifras por botellas vacías de un Chateaux-Lafite; en las
subastas de vinos algunos compradores chinos levantan la mano hasta conseguir
la botella que los obsesiona aunque paguen el doble o triple. Un inversionista construyó ochenta kilómetros
al norte de Beijing el Chateaux Changyu-Afip, la réplica de un castillo francés
con viñedos para ser visitado (pero no tiene la finalidad de embotellar un vino
ni crear su propia etiqueta). Y aunque al mirar hoy este documental ya podría
lucir como fuera de fecha, porque la fiebre del vino en China ha declinado, es
un registro magistral para no volver a caer en lo mismo: compradores de vino
que no lo beben, lo exhiben. En paralelo, el documental plantea interrogantes
válidos sobre las implicancias económicas y culturales causadas por la
desquiciada mentalidad del sobre-consumismo.
La
cinematografía del documental es delicada y sin apuros, pero cabe advertir que
algo abusa de las tomas aéreas de castillos en Francia rodeados por sus
viñedos. Se hubiera agradecido más tridimensionalidad en las perspectivas de la
región de Burdeos -los Drones no se manejan solos- pero seguro que cuando se
filmó Red Obsession estos aparatos eran una inmensa novedad.
Red
Obsession te puede motivar a buscar una mayor apreciación por el vino y al
mismo tiempo, estar consciente de las desquiciadas fuerzas del mercado surgido
en el siglo XXI, el que con su inagotable generación de riqueza en el
continente asiático puede incluso convertir al arte más elevado en un burdo
producto. Solo desde el año 1999 al año 2009 el valor del vino de Burdeos
aumentó en un mil por ciento, convirtiendo estos vinos en algo muy valioso para
ser bebido y a los especuladores comprando cajas y cajas de los tres
principales Chateaux: Latour, Margaux y Lafite ¿La gran paradoja? Estos vinos
no son para ser catados, disfrutados o compartidos. Estas cajas nunca son
abiertas y se guardan solo para ser vendidas después de unos años triplicando o
cuadruplicando la inversión ¡Sin que ni siquiera sepan cómo era la etiqueta de
los vinos!
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