EL SATIRO Y LA BACANTE. JEAN JACQUES PRADIER.

Anoche inventé un nuevo placer, y cuando lo iba a disfrutar por vez primera, llegaron violentamente a mi casa un ángel y un demonio. Entraron en mi puerta y disputaron acerca de mi nuevo placer. Uno gritaba: ¡Es un pecado! Y el otro decía: ¡Es una virtud! (Gibran Jalil Gibran).

Cuando Jean Jacques Pradier, escultor francés nacido en Ginebra, Suiza expuso en el Salón de París en 1834, “El Sátiro y la Bacante”, esta escultura, causó sensación tanto por el tema como por su tratamiento realista. Muchos afirmaron reconocer en la escultura las características del autor y su amante Julieta Drouet.



La obra representa a un sátiro y una bacante que cae rendida al ímpetu lascivo del satiro. Los sátiros son seres de la mitología grecorromana medio humanos, medio animales, con patas y orejas cabrunas y cola de caballo o de chivo. Acompañan generalmente a Dionisos durante la vendimia, relacionándolos con el vino y la ebriedad. Simbolizan igualmente la naturaleza, la bestialidad, la lujuria y el triunfo del paganismo. Se les representa a menudo sorprendiendo o espiando a ninfas y bacantes, estas últimas son las acompañantes de Dionisos o Baco.


Tomando como punto de partida el tema mitológico, el artista exalta la belleza y la sensualidad del cuerpo femenino, partiendo del ideal clásico para ofrecer un nuevo estilo, audaz y ambiguo. La figura femenina es el tema central de su obra,  sus obras están cargadas de un sensual erotismo. El tratamiento del cuerpo femenino oscila entre las líneas más voluptuosas y los volúmenes más estilizados, destilando sus figuras un extraño aroma a modernidad. Esos cuerpos, muchas veces, son cuerpos más de modelos novecentistas que de mujeres clásicas. Cuerpos modernos en personajes clásicos; rasgos cotidianos relacionados con el contemporáneo siglo XIX para representar escenas y episodios mitológicos, esa fue su gran contribución y su gran apuesta. Ambas figuras están representadas a escala humana, los cuerpos se tallan con tanta atención al detalle que la carne parece maleable y viva. La obra se encuentra actualmente en el Museo de Louvre.

 

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