“Señor, está usted borracho; es más, asquerosamente borracho… a lo que le respondí: Sí, lo estoy señora, y déjeme decirle que usted es fea, es más, rematadamente fea. La diferencia es que mañana yo estaré sobrio, y usted seguirá siendo fea”. (Winston Churchill).
Histórica
y compleja, ancestral y modernizada, la siempre bienvenida bebida holandesa,
adoptada por británicos, norteamericanos e incluso indios, se ha vuelto a poner
de actualidad en los bares de todo el mundo. La ginebra vuelve a resplandecer.
Asediada por rones, whiskys y demás espirituosos, este destilado
obtenido normalmente pero no siempre a partir de la destilación de alcohol
de cereales, aromatizado con bayas de enebro y otros botánicos, vuelve hoy
a ocupar el puesto que nunca debió perder, vuelve a ser protagonista en los más
importantes bares del planeta. Fueron sus verdaderos difusores, los
ingleses, la que la bautizaron como “coraje holandés”. Los
mercenarios ingleses que luchaban en la guerra de los treinta años en
Europa Central observaron cómo los soldados holandeses la empleaban como
poderoso antídoto contra los nervios antes de entrar en batalla otorgándoles un
coraje en la batalla poco común, de ahí tal expresión.
Aunque la ginebra mantuvo parte de su mala reputación “hogarthiana” en la Inglaterra victoriana, la aparición del cóctel en la época eduardiana le otorgó una nueva aureola de sofisticación. La ginebra pronto se convirtió en el fundamento de la mitad de las bebidas de cualquier lista de cócteles que se preciara. Esa mezcla de alcohol neutro con enebro se convierte en una pura expresión de elegancia gracias a la combinación con especias y aromatizantes cítricos que da a cada ginebra sus cualidades y personalidad. Raíz de lirio de México o Perú, aromática y con matices de violeta y tierra. Angélica de aroma dulce y almizclado con aroma a pino. Semillas aromáticas de cilantro, que recuerdan el jengibre y el limón, junto al sabor intenso y franco de la cáscara de naranja amarga de Sevilla. Los aromatizantes botánicos comprenden desde los sabores afrutados hasta las raíces, más secas y térreas. Los matices cítricos son los más etéreos, los que primero te sorprenden. Pero cada ingrediente apunta a un lugar distinto del paladar. Su protagonismo en el mundo de la cocteleria es de primer orden, no tenemos más que recordar tragos tan míticos como el “Gin tonic” junto con el “Dry Martini” abanderados de una legión de combinados entre los que cabe citar: “Tom Collins”, “Alexander”, “Bronx”, “Hawaii”, “Paraiso”, “Negroni”, “Queen Elizabeth”, “Gin Daisy”, “Gin Fizz”, “Dama blanca”, la lista sería interminable.
Y es que de leyendas e historias ha estado repleto el dilatado camino de la ginebra desde los consultorios y hospitales hasta los más distinguidos bares de nuestra época. Por eso nadie duda que la ginebra ha regresado para recuperar el trono que siempre le perteneció, ya sea sola o acompañada con diversas mezclas en cócteles, pero luciendo siempre su bella corona como la reina de los destilados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario