“Quien
bebe y no vuelve a beber, no sabe lo que es beber”. (Adrian Willaert).
Este óleo sobre lienzo es un buena muestra de la pintura renacentista del
periodo del Cinquecento con reflejos manieristas y del estilo de pintura
veneciana del siglo XVI, en concreto del pintor Tiziano Vecellio. La inspiración
literaria de esta obra proviene de la obra de Filostrato y la de Catulo, fue un
encargo de Alfonso d'Este, duque de Ferrara, para la decoración del Camerino de
alabastro, una estancia del castillo ducal. Representa una escena mitológica,
lo que ya era habitual para muchos pintores desde la segunda mitad del siglo
XV. La mitología era uno de los temas favoritos por la nobleza para decorar sus
palacios.
La
Bacanal es la fiesta en honor al dios Baco, un canto a los placeres de la vida.
Tal obra escandalizaría a la Iglesia Católica, pero no a una clase
aristocrática ilustrada, amante de las fiestas y encantada de recuperar los
temas de la Antigüedad Clásica. Además de los temas festivo y mitológico hay un
deseo explícito de mostrar la belleza del desnudo femenino en actitud erótica.
La
escena transcurre en la isla de Andros tan favorecida por Baco que el vino
manaba de un arroyo. Dioses, hombres y niños se unen en la celebración de los
efectos del vino, cuyo consumo, en palabras de Filostrato, hace a los hombres
ricos, dominantes en la asamblea, dadivosos con los amigos, guapos y de cuatro
codos de altura. La escena es dinámica con vivos movimientos y la línea
ascendente diagonal que, desde la esquina inferior izquierda, va subiendo hasta
alcanzar la figura del anciano que duerme en la parte superior de la derecha. Todo
el cuadro desprende la alegría sensual del vino, incluyendo algún desnudo, como
el del borde inferior derecho, figura que recuerda a una Venus y que es ejemplo
de la cuidadosa composición por parte del autor. Podría estar representando a
Ariadna, que se da cuenta que Teseo la ha abandonado en el barco que se divisa
al fondo. Mientras queda sumida en la
melancolía de la que pronto saldrá por la llegada de Baco, el resto de los
habitantes de la isla se mueven con alegría. Los personajes se agitan por toda
la parte inferior de la tela, unas se inclinan hablando, otras beben vino,
otras bailan, con brazos y piernas formando líneas curvas. Se pasan el vino los
unos a los otros. La mujer recostada que ocupa el primer plano del centro de la
tela se dice que es Violante, de quien el pintor estaba enamorado por entonces;
en su escote se halla la firma del pintor. Junto a ella hay una partitura, en
la que se lee: “Quien bebe y no vuelve a beber, no sabe lo que es beber”.
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