ABSENTA. LA MUSA VERDE.

“Después del primer vaso, uno ve las cosas como le gustaría que fuesen. Después del segundo, uno ve las cosas que no existen. Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal y como son, y eso es lo más horrible que puede ocurrir”. (Oscar Wilde).


Absenta Berthelot. Henri Thiriet.

El licor de ajenjo, conocido principalmente como absenta, destacó como una de las bebidas más emblemáticas y estimulantes del ambiente bohemio en la Francia del siglo XIX. Su renombre se atribuye en gran medida a las obras artísticas que exaltaron los misterios de la "hada verde", creadas por reconocidos pintores, escritores y poetas como Van Gogh, Manet, Picasso, Baudelaire, Rimbaud, Verlaine y Wilde, entre otros muchos.

Desde tiempos remotos, los antiguos egipcios otorgaron un lugar destacado en sus ceremonias litúrgicas al ajenjo, cuya presencia se manifestaba en las procesiones de los sacerdotes de la diosa Isis portando sus ramas. Inicialmente empleado como tónico y más tarde como bebida alcohólica, fue en 1792 cuando el médico Pierre Ordinaire  desarrolló un licor innovador, que no tardó en asociarse con lo mágico, lo mítico y una sensualidad femenina enigmática.

Para 1805, Henri-Louis Pernod fundó una de las primeras destilerías dedicadas a la absenta, Pernod-Fils, en la ciudad de Pontarlier, Francia, cimentando la controvertida reputación que ese licor ganaría entre los célebres poetas malditos. No en vano, se comenta que el fatídico incidente en el que Rimbaud disparó a su íntimo amigo y amante Verlaine, hiriéndole en la mano, estuvo influenciado por la absenta. Otro episodio notorio recae sobre Van Gogh, cuyo desequilibrio lo llevó a cortar su propia oreja y ofrecérsela a una trabajadora sexual; según rumores, este acto extremo también habría estado ligado al abuso del destilado que algunos denominaban "la cocaína del siglo XIX".


Pernod-Fils de las primeras destilerías en Pontarlier.

Desde una perspectiva química, los principios activos del ajenjo, entre los que se incluyen un aceite esencial, una sustancia resinosa y otra azucarada, han sido utilizados como remedios estomacales y agentes estimulantes. La absenta, elaborada a partir de esta planta, adquirió gran relevancia en el mercado tras ser empleada con éxito durante la campaña militar francesa en Argelia entre 1844 y 1847. Las tropas francesas, al regresar del frente, llevaron consigo una inclinación hacia esta singular bebida, la cual comenzó a ganar popularidad en diversos establecimientos de la vida parisina.

Según datos documentados el consumo de este licor en Francia ascendió a 700,000 litros en el año 1874; sin embargo, esta cifra experimentó un crecimiento exponencial, alcanzando los 36 millones de litros anuales para 1910. Asimismo, la absenta cruzó el Atlántico hasta Nueva Orleans, un epicentro del jazz emergente, donde rápidamente fue aceptada y disfrutada como una bebida icónica dentro de la cultura local. 

A pesar de su popularidad, su estatus como placer legal tuvo una duración efímera. En 1912, las autoridades sanitarias de los Estados Unidos prohibieron su consumo debido a preocupaciones sobre sus potenciales efectos negativos. Para 1918, se tiene constancia de un evento peculiar en The Old Absinthe House, un emblemático enclave del antiguo barrio francés de Nueva Orleans. Allí, el ocultista británico Aleister Crowley encontró inspiración para componer un ensayo lírico titulado "Absenta. La diosa verde", una obra en la que atribuye a esta bebida propiedades evocadoras y místicas. 


La casa de la absenta en el barrio francés de Nueva Orleans.

Además de Estados Unidos, la prohibición también se instauró en países como Holanda, Bélgica, Brasil y otros. Tras un largo y nutrido debate, en 1915 Francia fue el último país en vetar su consumo. Sin embargo, su ingestión continuó de forma clandestina, incluso ocultándose en productos como tónicos para el cabello, hasta comienzos de la década de 1930. Curiosamente, nunca fue ilegal fabricar, vender o consumir absenta en España y el Reino Unido.

Los detractores de esta bebida sostenían que el licor elaborado a base de ajenjo generaba un pernicioso hábito, especialmente en personas con temperamentos irritables. Según afirmaban, su consumo provocaba dolores de cabeza, mareos, ceguera y estados alucinatorios, que inevitablemente podían conducir a la locura e incluso la muerte.

Desde hace algún tiempo, han surgido numerosas marcas de absenta, como la española Mari Mayans, que comercializan este licor con la intención de revivir el símbolo de una época bohemia, perdida entre los llamativos vuelos del can-can y los rostros incrédulos que marcaron la vida artística en Francia hacia finales del siglo XIX y principios del XX. Para contrarrestar la mala reputación que esta bebida llegó a tener, conocida por regalar delicadas notas de anís a los paladares más aventureros, sus productores argumentan que, en gran medida, los daños a la salud registrados en el pasado estaban asociados a la baja calidad del alcohol empleado en su elaboración y, por supuesto, a las altas dosis consumidas.


Absenta española Mari Mayans.

Asociados con círculos marginales, los pintores Édouard Manet y Edgar Degas crearon obras que rinden homenaje a la bebida caracterizada por su distintivo tono verde esmeralda. En 1859, Manet presentó la pintura titulada *The Absinthe Drinker*, que retrata a un vagabundo entregado a la embriaguez de la absenta. Por su parte, en 1876, Degas plasmó en *L’Absinthe* la imagen de una pareja desaliñada, cuya actitud refleja hastío y melancolía, mientras se encuentran sentados en una cafetería francesa frente a dos copas de la amarga bebida.


El bebedor de absenta. Edouard Manet.

Toulouse-Lautrec, Paul Gauguin, Víctor Hugo, así como Hemingway e incluso Rubén Darío, fueron víctimas de los efectos devastadores del absenta. Este licor, elaborado a partir del ajenjo, no solo destaca por sus propiedades estimulantes, sino también por el encanto de su preparación. Los amantes de esta bebida siguen un ritual casi alquímico: primero se sirve una medida del líquido de tono esmeralda en un vaso alto. Luego, colocan un terrón de azúcar sobre una cucharilla de plata y lentamente vierten agua fría sobre el azúcar, permitiendo que se disuelva poco a poco. El resultado final es una bebida de suave tonalidad verde claro y un aroma inconfundible que la hace única.


Ritual de preparación.

Según las palabras atribuidas a Oscar Wilde, el consumo de absenta transita por tres etapas bien definidas. En la primera, su efecto es similar al de cualquier otro tipo de alcohol, un estado ordinario y esperado. La segunda etapa, sin embargo, es más perturbadora: aparecen monstruos y visiones crueles. Pero si se logra persistir y avanzar, se alcanza una tercera y fascinante fase en la que se comienzan a percibir maravillas, curiosidades asombrosas que reflejan los deseos más profundos.

Dotada de un aura mística y un potente efecto estimulante, no sorprende que la absenta haya servido como musa para muchos artistas en su búsqueda de inspiración creativa. No es casualidad que en el cuadro titulado *The Green Muse* (1895), del pintor Albert Maignan, se represente a una figura femenina envuelta en un etéreo vestido de gasa, posicionando sus manos sobre la cabeza de un hombre visiblemente atormentado.


La musa verde. Albert Maignan.

Como toda promesa embriagadora, la absenta posee esa cualidad camaleónica que la convierte indistintamente en el paraíso supremo o en el más abrasador de los infiernos para quienes la experimentan.

EL MODERNISMO EN LAS BODEGAS DE CATALUÑA.

"El arquitecto del futuro se basará en la imitación de la naturaleza, porque es la forma más racional, duradera y económica de todos los métodos". (Antoní Gaudi).

El Modernismo Catalán marcó un hito en la arquitectura y el arte en Cataluña entre finales del siglo XIX y principios del XX, dejando una huella profunda en la región. Este movimiento se caracterizó por su rica ornamentación, el uso de formas orgánicas inspiradas en la naturaleza, como líneas curvas, motivos florales y figuras animales, así como la innovación en el uso de materiales como cerámica, hierro forjado y vidrieras. Tales elementos dieron lugar a edificaciones que combinaban funcionalidad con un elevado sentido artístico. Figuras icónicas como Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch lideraron este renacimiento cultural, plasmando en sus obras la esencia de una identidad catalana revitalizada.


Friso modernista en cerámicos que describen la actividad vinícola.

Desde el extremo sur de Barcelona hasta el de Tarragona, las comarcas de Terra Alta, Alt Camp, Conca de Barberà y Priorat se destacan por albergar una de las mayores concentraciones de bodegas modernistas en toda Cataluña. Estas edificaciones, consideradas auténticas joyas arquitectónicas, suelen incorporar agrotiendas y enotecas, espacios donde es posible adquirir no solo sus afamados vinos, sino también otros productos locales de alta calidad.

El desafío de erradicar la filoxera en 1879 fomentó el asociacionismo en Cataluña, dando lugar a la formación de cooperativas y sindicatos agrícolas a finales del siglo XIX. Estas organizaciones impulsaron la creación de 'nuevos' cellers, o bodegas, diseñados siguiendo la corriente estilística predominante de la época: el modernismo. En la actualidad, dichas construcciones son reconocidas como ejemplos pioneros del patrimonio vinícola e industrial. Proyectos emblemáticos de este tipo fueron concebidos por renombrados arquitectos del modernismo.

Codorniu.

Ubicada en la comarca del Alt Penedès, al sur de la provincia de Barcelona, Sant Sadurní d'Anoia alberga la emblemática bodega modernista de Codorniu, construida entre 1902 y 1915, con posteriores intervenciones realizadas por Lluís Bonet i Garí entre 1930 y 1980. Reconocida como Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional, la visita a estas cavas se ha convertido en una tradición consolidada en Cataluña.  


Cavas Codorniu.

En las profundidades subterráneas, donde antaño se almacenaba el mosto durante su fermentación, hoy se encuentran las auténticas cavas Codorniu. El complejo incluye el Museo de las Cavas Codorniu, que ofrece un recorrido que comienza en una sala de exposiciones y continúa por la Bodega Grande, el Porche de las Prensas y la casa señorial del Mas Codorniu, mencionada como explotación agrícola desde 1551 en antiguos documentos.  


Museo de Cavas Codorniu.

La arquitectura modernista del edificio se caracteriza por el uso de técnicas innovadoras para la época, como los arcos parabólicos que cubren las naves, bóvedas de ladrillo plano, decoraciones en trencadís —la cerámica característica del modernismo— y vidrieras plomadas. Estas últimas adornan la fachada principal, coronada por elegantes pináculos ornamentales.


Cavas Codorniu.

Sant Cugat del Vallès.  

En el año 1921, un grupo compuesto por aproximadamente medio centenar de viticultores de esta localidad barcelonesa estableció el Sindicato Vitivinícola y Caja Rural de Sant Medir, con la finalidad de optimizar la producción vinícola mediante la elaboración conjunta. Para materializar su propósito, impulsaron la construcción de una bodega, cuya realización encomendaron al renombrado arquitecto agrario Cèsar Martinell. Este profesional se caracterizaba por integrar en sus obras la imaginativa estética del modernismo, la lógica estructural del novecentismo y los avances técnicos contemporáneos. La actividad de la bodega se mantuvo hasta el año 1988. Actualmente, tras un proceso de rehabilitación y adecuación museística, el recinto se erige como un destacado ejemplo del patrimonio modernista en Cataluña. Su recorrido permite apreciar diversas piezas de maquinaria conservadas, tales como prensas, vagones, básculas y lagares, además del sistema original de transmisión de energía basado en embarrados y poleas, que fue restaurado y conserva su funcionalidad operativa.


Celler modernista Sant Cugat del Valles

Cooperativa de Barberà de la Conca. 
 
Conca de Barberà, destaca por albergar la primera bodega cooperativa de Cataluña, fundada en 1894 bajo el nombre de Societat Agrícola de Barberà de la Conca. Esta iniciativa pionera condujo, años más tarde, a la construcción del emblemático edificio modernista, conocido como una de las "catedrales del vino". Diseñado por el arquitecto Cèsar Martinell y edificado entre 1920 y 1921, el proyecto incorporó innovadoras soluciones arquitectónicas, entre las que destacan las naves cubiertas con arcos parabólicos realizados en ladrillo. 

La estética y textura de las fachadas son representativas del estilo modernista, mediante el uso de una combinación de materiales como piedra, revoque, ladrillo visto y decoraciones características de trencadís modernista, una técnica que emplea fragmentos cerámicos ensamblados con argamasa. Un elemento adicional de relevancia es el depósito de agua, construido en 1929, cuya forma evoca el campanario barroco de la iglesia local, convirtiéndolo en un símbolo significativo para la población.


Cooperativa de Barberà de la Conca.

Celler de l'Espluga de Francolí.

La bodega de L'Espluga de Francolí, ubicada en la comarca de la Conca de Barberà, destaca por ser la tercera construcción modernista de este tipo en Cataluña, además de constituir uno de los primeros ejemplos de una bodega diseñada a medida por un arquitecto de renombre. En este caso, el responsable fue Lluís Domènech i Montaner, quien colaboró en la ejecución del proyecto junto a su hijo, Pere Domènech i Roura. El proyecto dio inicio en 1913, marcando el comienzo de las denominadas "celler de rics" (bodegas para los acaudalados). La construcción original constaba de dos naves, a las que se añadió una tercera en 1957.

La fachada presenta un diseño singular con tres arcos ojivales fabricados en ladrillo visto, dentro de los cuales se integran puertas y ventanas adornadas con vidrieras de colores y separadas por pilastras también de ladrillo. En el interior, se despliega una compleja estructura arquitectónica basada en arcos y columnas. Las naves, con unas dimensiones de 44 por 12 metros, contaban inicialmente con cuarenta depósitos de hormigón armado capaces de almacenar 340 hectolitros cada uno, además de lagares subterráneos para la elaboración del vino.

La bodega también incluía un laboratorio destinado al control del proceso productivo y una torre circular que funcionaba como depósito de agua, coronada por un techo cónico decorado con trencadís modernista, característico del movimiento. En la actualidad, este recinto histórico se ha adaptado para albergar un Museo del Vino, preservando así su valor artístico y patrimonial.


Celler de l'Espluga de Francolí.

Sociedad Agrícola de Rocafort de Queralt.
  
Esta emblemática bodega de Rocafort de Queralt representa la primera obra agroindustrial diseñada por el arquitecto César Martinell i Brunet (1888-1973), originario de Valls, quien desarrolló su trabajo entre los estilos modernista y novecentista, característicos de principios del siglo XX. Construida en 1918, el edificio está catalogado como Bien de Interés Cultural. El aspecto actual del celler es resultado de tres intervenciones realizadas hasta 1947, siendo la más significativa la incorporación pionera del arco parabólico de Gaudí como elemento estructural central del edificio. Su imponente fachada triple destaca, con tres naves rectangulares paralelas cubiertas por tejados de teja. Además, presenta una rica ornamentación basada en texturas y detalles cerámicos. En su interior, los arcos parabólicos se despliegan como una intrincada selva arquitectónica.


Sociedad Agrícola de Rocafort de Queralt.

Cooperativa de Viticultores de Montblanc.

Constituye un hito significativo en la historia agrícola e industrial de la región. En el año 1919, los agricultores locales se agruparon bajo el Sindicato de Viticultores, siguiendo la tendencia observada en las localidades circundantes, lo que propició el inicio de la construcción de una emblemática bodega cooperativa. Situada en la capital comarcal de la Conca de Barberà, esta edificación representa un destacado ejemplo de la arquitectura industrial modernista catalana, caracterizada por su visión funcional y estética.

La bodega, ubicada fuera del núcleo urbano de Montblanc, está estratégicamente orientada hacia la antigua vía férrea, lo que facilitaba la logística y el transporte de mercancías en épocas pasadas. Diseñada por el renombrado arquitecto Cèsar Martinell, el conjunto arquitectónico se distingue por una imponente torre que sobresale en el paisaje y que alberga un depósito de agua, elemento esencial para las operaciones de la bodega.

Con el transcurso del tiempo, este complejo recibió importantes ampliaciones para atender las crecientes necesidades de la comunidad vitivinícola. En 1945 se erigió un edificio adicional junto a la fachada principal, respetando las características arquitectónicas del diseño original; posteriormente, en 1956, se incorporó una nueva estructura destinada a albergar un molino de aceite, evidenciando así la diversificación productiva y funcional de la cooperativa.


Cooperativa de Viticultores de Montblanc.

Cooperativa de Gandesa.

Fundada en 1919, es una destacada bodega modernista y la segunda en relevancia dentro de la comarca de la Terra Alta, cuya capital es Gandesa. Este edificio, de estilo novecentista, resalta no solo por su imponente fachada ornamentada con cerámicas, sino también por el ingenioso diseño interior de arcadas parabólicas e hiperbólicas que estructuran sus naves. Finalizada en 1920, es reconocida como una de las principales "catedrales del vino" y cuenta con la distinción de Bien de Interés Nacional. Además, en 2007 fue seleccionada por la Generalitat de Cataluña como una de las Siete Maravillas de Cataluña. El complejo arquitectónico incluye un cuerpo central compuesto por varios edificios organizados en naves con tinas, cubiertas por arcos parabólicos y con arcos dispuestos perpendicularmente respecto a la entrada principal. Estas estructuras presentan techos a diferentes niveles que permiten aprovechar al máximo la entrada de luz natural, optimizando también las dimensiones de las bóvedas superiores.


Cooperativa de Gandesa.

Vinicola de Nulles.

La bodega de Nulles, conocida como la "catedral del vino" y ubicada en la comarca del Alt Camp, es un emblemático edificio diseñado en 1917 por el arquitecto César Martinell. Este espacio es una destacada muestra del modernismo agrario de principios del siglo XX y ha sido declarado Bien Cultural de Interés Nacional. La creación de esta bodega fue fruto de la unión de los viticultores de la región, quienes, tras siglos trabajando de manera independiente, decidieron colaborar para fortalecer la producción vitivinícola local. Nulles, un apacible pueblo rural integrado en la Ruta del Cister, se caracteriza por su pausado ritmo de vida y por los extensos viñedos que lo rodean, delimitados por tradicionales márgenes de piedra seca.


Vinicola de Nulles.

Cooperativa del Pinell de Brai.

Se encuentra en la pintoresca localidad de Pinell de Brai, en la comarca de la Terra Alta. Este edificio modernista, construido en 1918, destaca como una verdadera obra de arte arquitectónica. Su fachada está decorada con un encantador friso de cerámica creado por el pintor y ceramista Xavier Nogués i Casas, que captura escenas del mundo vitivinícola, como vendimias y bodegas. Este conjunto arquitectónico no solo alberga la sede de la cooperativa agrícola local, sino que también constituye un emblema cultural y patrimonial.

Conocida como una de las joyas más preciadas entre las bodegas cooperativas catalanas, esta "catedral del vino" fue diseñada por el arquitecto Cèsar Martinell. El edificio presenta tres naves frontales adyacentes y dos adicionales dispuestas transversalmente en su parte posterior, a distinto nivel. La nave izquierda, de dos plantas y techada con madera, estaba destinada originalmente para el molino de aceite, mientras que las naves central y derecha servían como salas de tinas. 

El diseño interior pone en evidencia el uso de arcos de estructura parabólica que sostienen la cubierta, generando un gran espacio diáfano que impresiona por su magnitud y funcionalidad. Este lugar combina magistralmente la tradición agrícola de la región con un legado arquitectónico que perdura como testimonio cultural e histórico.


Cooperativa del Pinell de Brai.

Cooperativa de Falset.

En 1917, en la capital de la comarca del Priorat, se fundó la Cooperativa Agrícola de Falset-Marçà, una de las bodegas modernistas más emblemáticas de Cataluña. Este espacio destaca por conservar aún algunas de las originales tinas de madera empleadas en la elaboración de sus primeros vinos, reflejo de su rica herencia enológica. El edificio, un ejemplo magnífico del modernismo tardío, fue concluido en 1919 bajo la dirección del arquitecto César Martinell, estrecho colaborador y discípulo de Antonio Gaudí. La construcción sobresale por una imponente fachada de marcada inspiración medieval, que da acceso a un interior estructurado con elegantes arcos parabólicos. Esta joya arquitectónica forma parte destacada de la emblemática Ruta de las Catedrales del Vino.


Cooperativa de Falset.

Vinícola de Sarral.

La bodega de Sarral, ubicada en la comarca de la Conca de Barberà, tiene sus raíces históricas en el año 1914, coincidiendo con la fundación del sindicato agrícola local. El edificio original que alberga esta cooperativa fue diseñado por el arquitecto Pere Domènech i Roure, enmarcándose dentro del estilo modernista catalán. Esta estructura, que permanece operativa, ha sido restaurada y constituye un notable ejemplo de las llamadas "catedrales del vino". Su nave principal integra más de cincuenta lagares cuyo interior está revestido con baldosas de cerámica roja, consolidando así un espacio destinado a la producción vitivinícola. Durante la época de vendimia, las instalaciones trabajan ininterrumpidamente con cuatro tolvas para la recepción de uvas y cuatro prensas neumáticas. La bodega agrupa una red de cooperativistas que gestionan aproximadamente 900 hectáreas de viñedos, contribuyendo con su esfuerzo colectivo al desarrollo y preservación de la tradición vinícola de la región.


Vinícola de Sarral.

LEYENDA DE JAMSHID. EL REMEDIO DEL REY.

"La vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada". (Lucio Anneo Seneca).

Las leyendas forman parte esencial del ámbito de la antropología, ya que constituyen un elemento clave del patrimonio cultural intangible de una sociedad. A través de ellas se revelan las creencias, la memoria colectiva y la perspectiva que un grupo humano tiene sobre el mundo. La antropología cultural las analiza como expresiones intangibles que configuran la identidad y los valores culturales de un pueblo.


Jamshid representado en el Shahnamé de Shah Tahmasp

El Rey Jamshid aparece prominentemente en un cuento apócrifo asociado con la historia del vino y su descubrimiento. Según la leyenda persa El Rey Jamshid protagoniza un famoso relato que relata el posible origen del vino y su descubrimiento, envuelto en una leyenda persa. Según esta antigua tradición, hace aproximadamente 4.000 años antes del nacimiento de Cristo, el rey y semidiós Jamshid contemplaba el cielo en un día soleado, maravillado por la inmensidad del firmamento. En ese momento, una majestuosa ave surcó el aire hacia él, dejando caer algo a sus pies que identificó como semillas. Intrigado, decidió sembrarlas para observar si germinarían.

Con el paso del tiempo, en el lugar brotaron arbustos frondosos cargados de frutos desconocidos hasta entonces: uvas. Fascinado, el rey ordenó a sus criados recolectarlas y almacenarlas en ciertas tinajas del depósito real con el propósito de conservarlas para consumo futuro. Sin embargo, las uvas comenzaron a fermentar, impregnando el palacio con un embriagador y delicioso aroma.

Joven persa vertiendo vino en una copa.

La esposa favorita del rey, atraída por el misterioso perfume, llegó a pensar que provenía de un brebaje envenenado, posiblemente obra de algún mago de la corte. Movida por los celos tras un trato preferencial que el rey había otorgado a otra mujer, la reina decidió envenenarse con aquel líquido que asumió era mortífero. Para su sorpresa, en lugar de encontrar la muerte, experimentó una intensa euforia que la llevó a cantar y bailar desenfrenadamente.

El escándalo atrajo al rey, quien acudió alarmado al lugar de los acontecimientos y descubrió que una de las tinajas había sido abierta. Razonando que el estado eufórico de su esposa tenía relación con el contenido de aquel recipiente, decidió bautizar la bebida como "Darou é Shah", expresión en antiguo persa que significa "El Remedio del Rey".

Con el tiempo, de esta denominación surgió el nombre Syrah o Shiraz, asociado a la célebre cepa que algunos consideran originaria de la antigua Persia.

ELOGIO DEL VINO. LIU LING.

“Comencé a vagar por todo el imperio en un carro tirado por un búfalo. En el carro llevaba únicamente un barril de vino, que hacía llenar a menudo, y un ataúd. Y tenía un solo compañero de viaje: un sepulturero con su azada”. (Liu Ling).

Hace unos años, Octavio Paz compartió los pensamientos del filósofo Lieu Ling. Este destacado personaje fue uno de los siete grandes poetas de su época, el siglo III a.C., y formaba parte del grupo conocido como “El bosquecillo de bambú”, compuesto por estos siete poetas y otros tantos amantes del buen beber. Lieu Ling escribió un encantador texto titulado “Elogio del vino”, en el que resalta el profundo poder de introspección que puede provocar su consumo. Según Octavio Paz, mientras que hoy en día la embriaguez se percibe como una enfermedad o un vicio indigno, para los antiguos chinos representaba un estado de gozosa armonía con el mundo, una reconciliación momentánea con el fluir de la existencia. El borracho, por un mágico instante, logra equilibrarse en la cima de la ola de la vida. Es un texto que realmente merece ser leído.


Los Siete Sabios del Bosque de Bambú representados en el Gran Corredor del Palacio de Verano de Pekín

“Un amigo mío, hombre superior, considera que la eternidad es una mañana; y diez mil años, un simple parpadeo. El sol y la lluvia son las ventanas de su casa. Los ocho confines, sus avenidas. Marcha, ligero y sin destino, sin dejar huella: el cielo por techo, la tierra por jergón. Cuando se detiene, empuña una botella y una copa: cuando viaja, lleva al flanco una bota y una jarra. Su único pensamiento es el vino: nada más allá o más acá, le preocupa”.

EL VERANO QUE VIVIMOS......EN JEREZ.

“Es una sonrisa, es un beso, es un sorbo de vino". ¡Es verano!” (Kenny Chesney)

La película El verano que vivimos, protagonizada por Blanca Suárez, Javier Rey y Pablo Molinero narra una historia de amor basada en hechos reales rodada y ambientada en los viñedos de la ciudad de los años 50. Además, para su grabación, algunos escenarios como la bodega González Byass y la calle Porvera han servido de escenario de algunas de las escenas claves de la película.


Alejandro Sanz compone e interpreta la banda sonora principal, incluyendo el tema "El Verano que Vivimos". El video oficial de la composición esta ambientado en el mundo de los vinos de Jerez destacando bodegas y viñedos, bodegas icónicas como Tío Pepe, con localizaciones en la provincia de Cádiz, destacando la Catedral de Jerez y el Faro de Trafalgar. 

EL OPORTO SUS TIPOS. VINOS FORJADOS CON PACIENCIA.

"El oporto no es para los muy jóvenes, los vanidosos y los activos. Es el consuelo de la edad y el compañero del erudito y el filósofo". (Evelyn Waugh). 

El vino de Oporto es un vino fortificado que se elabora en la Región Demarcada del Douro, donde confluyen factores naturales y humanos que le otorgan su singular identidad. Su proceso de producción, arraigado en la tradición, incluye la interrupción de la fermentación del mosto mediante la adición de aguardiente vínico, proceso conocido como apagamiento, así como la mezcla de diferentes vinos y su posterior envejecimiento.

Este vino se diferencia de los vinos convencionales por sus características únicas: una extraordinaria variedad de estilos, marcada por una riqueza e intensidad aromática incomparables, acompañada de una persistencia prolongada tanto en aroma como en sabor. Además, destaca su elevado nivel alcohólico, que suele situarse generalmente pero no siempre entre el 19% y el 22% vol., su diversa gama de dulzores y una amplia paleta de colores. Existe un sistema específico de designaciones que permite identificar con precisión los distintos tipos de vino de Oporto, resaltando aún más su carácter distintivo.


El color del vino de Oporto varía ampliamente, abarcando desde un intenso tono retinto hasta un suave dorado claro, con una amplia gama de matices intermedios como tinto, tinto-dorado, dorado y dorado claro. En el caso de los vinos de Oporto blancos, sus tonalidades también fluctúan entre blanco pálido, blanco pajizo y blanco dorado, tonalidades que dependen directamente de las técnicas empleadas durante su producción. Cuando estos vinos blancos envejecen durante largos períodos en barricas, experimentan una oxidación natural que les otorga un tono dorado claro, similar al de los vinos tintos sometidos a una extensa crianza.

En lo referente al nivel de dulzor, el vino de Oporto puede encontrarse en versiones muy dulce, dulce, semiseco o extraseco. Este grado de dulzura se decide durante el proceso de vinificación, determinado concretamente por el momento en que se detiene la fermentación.

Por otra parte, los vinos de Oporto se clasifican en cuatro grandes categorías según su método de envejecimiento.

Estilo Ruby: Estos destacan por preservar su característico color rojo, que varía en intensidad, y por mantener el aroma afrutado y la viveza típica de los vinos jóvenes. Dentro de esta categoría, en orden ascendente de calidad, se encuentran las clasificaciones Ruby, Reserva, Late Bottled Vintage (LBV) y Vintage. Las categorías superiores, principalmente el Vintage y, en menor medida, el LBV, son ideales para conservar, ya que evolucionan favorablemente en botella con el tiempo. Entre ellos, se recomienda especialmente optar por los LBV y los Vintage.

Estilo Tawny: Se obtiene mediante la combinación de vinos con distintos grados de maduración, alcanzados a través de un proceso de envejecimiento en barricas o toneles de madera. Este estilo se caracteriza por presentar una evolución cromática que abarca tonalidades desde un tinto dorado hasta un dorado claro. En el perfil aromático predominan notas de frutos secos y madera, las cuales se intensifican con el envejecimiento prolongado del vino.

En función de su tiempo de maduración y características, los vinos Tawny se clasifican en varias categorías: Tawny estándar, Tawny Reserva, Tawny con indicación de envejecimiento (10, 20, 30 y 40 años) y Colheita. La mayoría de estos vinos se elabora a partir de la mezcla de distintas añadas; no obstante, los Colheita constituyen una excepción al tratarse de vinos procedentes de una sola cosecha específica, los cuales comparten similitudes organolépticas con los Tawnies de la misma indicación de envejecimiento.

Estos vinos se comercializan en condiciones óptimas para su consumo inmediato. Se recomienda especialmente el disfrute de las categorías Tawny con indicación de envejecimiento y Colheita, conocidas por su gran calidad y complejidad sensorial.


Blanco: Se presenta en una amplia variedad de estilos, definidos por diferentes periodos de envejecimiento y grados de dulzor, dependiendo de su método de elaboración. A los tradicionales se han sumado las opciones con aromas florales y un perfil más complejo, que poseen un volumen alcohólico mínimo del 16,5% (conocidos como Oporto Branco Leve Seco) diseñados para satisfacer la creciente demanda de vinos con menor contenido de alcohol.

Rosé: El vino rosado de Oporto se obtiene mediante una maceración breve y poco intensa de uvas tintas, cuidando que no se produzcan fenómenos oxidativos durante su conservación. Estos vinos son ideales para disfrutarse jóvenes, destacando por su potente aroma con notas de cereza, frambuesa y fresa. En boca se presentan suaves y agradables, recomendándose consumirlos bien fríos o con hielo. También son versátiles para su uso en diversas recetas de cócteles.

Existen también categorías especiales dentro de los estilos Ruby y Tawny.

Estilo Ruby. Envejecimiento en botella:
  • Porto Ruby Reserva: Se caracteriza por su estructura robusta, matices intensos y un distintivo color rojo rubí profundo. Estos vinos suelen elaborarse a partir de una cuidadosa selección de los mejores Oportos de cada cosecha, los cuales son ensamblados estratégicamente para dar lugar a un producto final joven, enérgico y con una marcada presencia frutal e intensidad aromática. Al mismo tiempo, este tipo de vino logra combinar dicha fuerza con una textura redondeada y una notable versatilidad, convirtiéndolo en una elección excepcional dentro de su categoría.
  • Porto Late Bottled Vintage (LBV): Se trata de un vino Oporto Ruby elaborado a partir de una sola cosecha, destacado por su alta calidad y embotellado tras un proceso de maduración que oscila entre cuatro y seis años. La mayoría de estos vinos están listos para disfrutarse al momento de su adquisición, aunque algunos pueden seguir evolucionando en la botella (revise la etiqueta para más detalles). El LBV se caracteriza por su intenso color rojo rubí, una textura densa y rica en boca, además de reflejar el estilo inconfundible y el carácter único propio de un vino de cosecha específica.
  • Porto Vintage: Es considerado por muchos como la joya emblemática entre los vinos de Oporto y el único que envejece directamente en la botella. Elaborado exclusivamente con uvas de una sola cosecha y embotellado entre dos y tres años después de la vendimia, este vino evoluciona gradualmente durante un periodo que puede extenderse entre 10 y 50 años. Su particular encanto radica en ser cautivador en prácticamente todas las etapas de su desarrollo en botella. Durante los primeros cinco años, conserva la intensidad de su característico color rubí, acompañado de aromas vibrantes a frutas rojas y silvestres, así como notas de chocolate negro. Estos matices se equilibran perfectamente con taninos robustos, logrando una excepcional armonía que hace que maride a la perfección con postres ricos en chocolate. Al alcanzar la marca de los diez años, además de acumular un sedimento moderado, el vino desarrolla tonalidades rojo granate y logra una complejidad única con aromas y sabores más redondeados a frutas maduras. Conforme se aproxima a su punto de madurez, su color transiciona hacia tonalidades ámbar profundas, mientras que sus notas afrutadas se tornan más sutiles y complejas. Paralelamente, el sedimento se vuelve más denso, marcando el paso del tiempo y la evolución de este vino extraordinario. 
  • Porto Single Quinta Vintage: Estos vinos se destacan por su extraordinaria calidad, derivados exclusivamente de una sola cosecha y elaborados a partir de una única viña. Esta exclusividad les otorga un carácter único e inconfundible.

Estilo Tawny. Envejecimiento en madera:
  • Porto Tawny Reserva: Criado en barricas de roble, este vino destaca por su refinada variedad de sabores, logrando un equilibrio excepcional entre la frescura de la juventud y la profundidad de la madurez. Su cautivador tono ámbar medio completa esta armoniosa experiencia sensorial.
  • Porto Tawny 10 años: Ofrece un nivel más avanzado de evolución en comparación con el Porto Tawny tradicional. Aunque comparten similitudes, este vino garantiza las cualidades distintivas de un envejecimiento de diez años, resaltando una personalidad más madura y refinada.
  • Porto Tawny 20 años: Con tonalidades que oscilan entre el ámbar rojizo y el dorado, estos vinos destacan como auténticas joyas, cargadas de frutos y sabores complejos que se han perfeccionado con el tiempo en barricas de roble. Su aroma y sabor son intensos, con matices de vainilla tostada y frutos secos, equilibrados elegantemente por sutiles notas amaderadas.
  • Porto Tawny 30 años: Ciertos Oportos se destinan a un envejecimiento extenso en barricas de madera. Este proceso, gracias a la exposición paulatina al aire, intensifica y concentra los sabores frutales originales, dando lugar a matices más sofisticados. Destacan notas de miel y especias que se entrelazan con aromas profundos de orejones, avellanas y vainilla, creando un carácter único y refinado.
  • Porto Tawny 40 años: La categoría de envejecimiento final de los vinos Porto Tawny nos regala auténticas joyas de extraordinaria concentración y complejidad. Son intensos, con una explosión de sabores en boca que inunda el paladar con una riqueza aromática capaz de cautivar por completo los sentidos. 
  • Porto Colheita: Caracterizado como un Tawny de una única añada, se somete a un proceso de envejecimiento en barricas de madera durante un período mínimo de siete años. Este prolongado tiempo de maduración da lugar a vinos que exhiben una amplia gama cromática, desde tonalidades rojo dorado hasta matices dorados intensos, dependiendo de la duración del envejecimiento. Del mismo modo, los aromas y sabores se transforman progresivamente con el paso del tiempo, lo que resulta en una diversidad de estilos dentro de los Tawnies.


Estilo especial del Vino de Oporto Blanco.
  • El vino de Oporto blanco puede recibir las designaciones de Reserva o Añejamiento (12, 20, 30 o más de 40 años) siempre que cumpla con las normativas establecidas en los reglamentos específicos del vino de Oporto en relación a este criterio.

ENOTURISMO

“Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”. (Mark Twain).

El enoturismo, conocido también como turismo del vino, constituye una modalidad turística en la que el vino se erige como núcleo esencial de la experiencia ofrecida. Esta forma de turismo combina elementos como la cultura vitivinícola, la arquitectura del vino, los paisajes relacionados con los viñedos y, por supuesto, el propio producto vinícola. A través de estas interacciones, se busca transmitir la esencia cultural, histórica y social de una región a través de su vínculo con el vino.

En un contexto más amplio, el enoturismo puede integrarse dentro del turismo gastronómico, el cual abarca la exploración de la gastronomía local en su totalidad. No obstante, aunque el enoturismo esté centrado en el vino, en la práctica incluye múltiples elementos que no necesariamente deben estar relacionados exclusivamente con este. Al final, este estilo turístico puede ser definido como una experiencia de calidad, desarrollada predominantemente en áreas rurales, que gira en torno a un tema conductor: la apreciación de las bondades del territorio, de las tradiciones humanas y de los productos que la tierra genera y el hombre transforma. La esencia del enoturismo radica en valorar aspectos sencillos y auténticos que reflejan la riqueza cultural y agroalimentaria de un lugar, y no en la ostentación o exclusividad basada en el costo elevado.

Las particularidades del enoturismo lo posicionan como una opción turística de gran atractivo y potencial debido a las múltiples ventajas que ofrece:

Permite diversificar la demanda turística, extendiéndola más allá de los habituales periodos vacacionales. El ciclo anual de la vid presenta diversas etapas que transforman los paisajes vinícolas en espectáculos únicos según la estación, incentivando el disfrute del enoturismo durante todo el año. Impulsa el desarrollo económico en zonas rurales al generar empleo y riqueza, actuando como una herramienta clave para combatir el éxodo rural. Fomenta la transmisión y el fortalecimiento de la cultura del vino entre las nuevas generaciones. También se consolida como un componente integrador de la oferta turística en regiones vitivinícolas, utilizando el vino como eje central que conecta sus tradiciones, festividades, patrimonio histórico, gastronomía y demás elementos culturales. 

Podemos organizar nuestros viajes de enoturismo fundamentalmente en dos formatos:

  • Escapadas de enoturismo: Son una modalidad de viaje breve, generalmente realizada durante el fin de semana o los días de descanso, donde el vino se convierte en el eje central de la experiencia. También suelen denominarse escapadas enológicas. Este tipo de viajes se enfoca en explorar regiones cercanas con una rica tradición vitivinícola, comúnmente conocidas como rutas del vino. En estos destinos, los viajeros tienen la oportunidad de participar en actividades relacionadas con las bodegas, como visitas guiadas, catas, maridajes y otras experiencias sensoriales. Además, pueden sumergirse en la cultura vinícola local, disfrutando de tradiciones, festividades, gastronomía típica, paisajes pintorescos, museos, monumentos y otros elementos que reflejan la esencia de la región.                                 
  • Las vacaciones centradas en el enoturismo proponen un tipo de viaje más extenso y envolvente, ideal para adentrarse en la riqueza cultural del vino en diversas regiones con tradición vitivinícola. Este formato invita a explorar las similitudes y diferencias entre estas zonas mientras se disfruta plenamente de todo lo que rodea al mundo del vino. Más allá de las actividades habituales en las bodegas, como visitas guiadas, catas, maridajes o experiencias sensoriales, el enoturista tiene la oportunidad de sumergirse en el alma de cada región: sus tradiciones, festividades, gastronomía, paisajes únicos, museos, monumentos y mucho más.

El fascinante universo del enoturismo te invita a descubrir todas sus opciones y a identificar las que mejor se alineen con tus gustos y expectativas.

Visita a una bodega: Explorar una bodega es una de las formas más comunes y enriquecedoras de acercarse al mundo del vino directamente en su lugar de origen. Estas experiencias suelen consistir en visitas guiadas, realizadas por el personal de la bodega, como un guía especializado en enoturismo, el propio enólogo o, en el mejor de los casos, algún miembro de la familia propietaria. Durante el recorrido, se descubren las distintas etapas del proceso de elaboración del vino: desde la fermentación y el embotellado hasta la crianza. Por lo general, durante estas visitas podemos realizar diferentes actividades.


Cata de vinos: Disfrutar de una cata de vinos en la bodega es, generalmente, el mayor atractivo para quienes deciden visitarla. Este proceso consiste en apreciar y evaluar el vino a través de los sentidos de manera subjetiva, sin requerir el rigor sistemático propio de las catas técnicas profesionales. Es una excelente oportunidad para explorar una selección más diversa de vinos, mucho más amplia que la disponible en los principales canales comerciales. Durante la visita, se pueden degustar distintas añadas, marcas o variedades, ofreciendo al visitante una experiencia única y enriquecedora.

Visitas con maridajes: Las experiencias de maridaje con vino consisten en una forma especial de recorrer bodegas, donde se une la degustación de los vinos de la casa con una selección de alimentos diseñados para realzar sus cualidades. 

Cata vertical de vinos: Es una modalidad de degustación de diferentes añadas de un mismo vino. Suele reservarse a vinos y pagos que despiertan un interés especial entre los expertos, que quieren conocer su evolución y sus posibilidades de guarda.

Cata varietal de vinos: Representa una modalidad específica de degustación, en la que se ofrece la oportunidad de analizar y degustar una selección de vinos elaborados exclusivamente a partir de la misma variedad de uva.  Este enfoque permite explorar en profundidad las características distintivas que dicha variedad puede expresar dependiendo de factores como el terruño, las condiciones climáticas y los métodos de vinificación empleados.

Cata a ciegas de vinos: Es una técnica de degustación donde los vinos se ofrecen sin revelar su identidad, con las botellas completamente cubiertas. Esto garantiza que los catadores no se dejen influir por factores como la marca, la cosecha o el origen del vino.


Comidas en bodega: La combinación entre el vino y la buena comida forma una pareja inseparable en el arte de la gastronomía. Aunque lo habitual es disfrutar de esta experiencia en bares, mesones o restaurantes de las zonas productoras de vino, existen bodegas que ofrecen la posibilidad de vivir este exquisito maridaje sin salir de sus instalaciones. En un entorno auténtico, rodeado de viñedos y barricas, las comidas en bodega representan una oportunidad única para saborear platos típicos de la cocina local, cuidadosamente armonizados con uno o varios vinos elaborados en la propia bodega. Este tipo de experiencia permite disfrutar de una conexión directa entre los sabores, los aromas y el lugar de origen, convirtiéndola en una vivencia inolvidable.


Experiencias en vendimia: A lo largo del año, el ciclo de producción del vino transforma los paisajes en función de cada etapa, pero es especialmente la temporada de la vendimia la que despierta un particular interés entre los aficionados al enoturismo. Esta fase, en la que se recolectan las uvas maduras de las vides, se convierte en una oportunidad propicia para que muchas bodegas organicen actividades exclusivas. Estas iniciativas invitan a los visitantes a participar activamente en la vendimia y disfrutar de experiencias como la degustación del mosto recién obtenido, precursor de los primeros vinos de la temporada.


Museos del vino: Constituyen espacios, ya sean de carácter público o privado, dedicados a la preservación y promoción de la cultura enológica, tanto en un sentido general como específicamente vinculada a la región vitivinícola donde se emplazan. Estos centros cumplen un doble propósito: facilitar el acceso al conocimiento para el público en general y servir como un recurso valioso para investigadores y estudiosos especializados en el ámbito del estudio del vino.

En combinación con las bodegas, los museos del vino en las distintas regiones vitivinícolas se presentan como lugares indispensables para obtener una comprensión integral del patrimonio cultural enológico de una determinada zona. Si bien no todas las regiones productoras cuentan con museos de esta naturaleza, existe una notable cantidad de ellos que si los tienen, reflejando la riqueza y diversidad de la tradición vinícola.


Hoteles bodega: Representan un concepto exclusivo de alojamiento, ubicado estratégicamente en entornos de bodegas, viñedos o conocidas denominaciones de origen, o bien cuentan con una bodega propia integrada en sus instalaciones. Generalmente, son parte de un proyecto enoturístico más amplio que combina distintos servicios y experiencias, como hospedaje con encanto, restaurantes especializados, spas con tratamientos de vinoterapia, y una amplia gama de actividades relacionadas con el mundo del vino. Estas incluyen catas, degustaciones y otras propuestas diseñadas para sumergirse por completo en la cultura vinícola y disfrutarla en toda su esencia. Estos hoteles en destinos vinícolas probablemente representan la experiencia más envolvente que un amante del enoturismo puede vivir, especialmente por su duración, que puede variar desde una sola noche hasta varios días.


Rutas del vino: Se refieren a itinerarios turísticos integrales diseñados en regiones con una histórica tradición vitivinícola, donde se articula una oferta estructurada de servicios en torno al vino como eje temático. Esta iniciativa busca no solo promover comercialmente dichas regiones, sino también captar y fomentar la lealtad de los visitantes mediante una experiencia enoturística enriquecedora y auténtica.

Como se ha demostrado, existen múltiples incentivos para sumergirse en el enoturismo, ofreciendo una amplia variedad de opciones para planificar, de manera integral, experiencias enológicas inolvidables.